@dhzan

Philip-Lorca diCorcia

 

Master class por el Premio Internacional de Fotografía de Alcobendas 2013

Vilhelm Hammershøi

 

Sunbeams or Sunshine. Dust Motes Dancing in the Sunbeams. 1900

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Contemporary dystopias

 

“The weather project”. Olafur Elliasson. Tate Modern. 2003

 

Blade Runner. Ridley Scott. 1982

 

Beigjing (China).  2014

 

 

 

 

Ryoji Ikeda

“data.multiplex”. 2005

 

Opus 3 for string quartet. 2002

 

“data.microhelix”

 

“the transfinite”

 

“datamatics”

 

Ryoji Ikeda

 

 

Sasha Waltz, alterando los espacios y las percepciones

Contaba  el escultor Richard Serra que el origen de toda su obra posterior se basa en “Las Meninas” , obra que analizó siendo estudiante en una catártica y seminal visita al Museo del Prado.

Frente al cuadro, él trataba de situarse y estudiar su composición espacial, y por tanto, su propia posición en relación a los diferentes aspectos de la obra. Miraba y todo tenía un orden aparente, su situación como espectador fuera de la obra era coherente. Pero se vino abajo cuando intentó “ordenar” la parte de Las Meninas donde precisamente se pinta un cuadro y aparece una parte del lienzo. En su “lectura” coherente de la obra de Velázquez este elemento rompe completamente el espacio del cuadro, recolocando al sujeto que mira frente al espacio y, lo que es más importante, frente a su yo personal.

Con Sasha Waltz ocurre algo similar en la danza contemporánea. Considerada el capítulo siguiente a Pina Bausch en la danza alemana más vanguardista, esta hija de arquitecto ha logrado algunos de sus mayores logros en la confluencia, -”diálogos”- de diferentes disciplinas artísticas en espacios arquitectónicos, casi siempre museos.

Con el cuerpo como eje temático primordial realiza una trilogía compuesta por “Körper”, donde investiga la anatomía y la apariencia física del ser humano, la relación de los cuerpos con la arquitectura, la ciencia y la historia. En “S” se acerca al eros y la sexualidad, la sensibilidad y el origen de la vida. En “NoBody” trata la existencia metafísica de la humanidad.

 

 

Un antecedente de “Körper” se presentó en 1999 en el todavía vacío Museo Judío de Berlín de Daniel Libeskind. Diez años más tarde ideó “Dialogue 09″  para la reapertura del Neues Museum, obra de David Chipperfield, y una adaptación de la misma para la inauguración del MAXXI de Roma, obra de Zaha Hadid.

 

 

 

Estas obras, ejecutadas mientras el público transita libremente, producen una resignificación del espacio arquitectónico y también una relación totalmente diferente entre ese ese espacio concreto y el público, que lo percibe alterando a su vez su propia percepción corporal y espacial a través de una confluencia de elementos en un plano de fascinante igualdad.

 

 

El montaje más reconocido de Sasha Waltz y su compañía es “Dido & Eneas”, primera de una ya larga serie de obras basadas en composiciones clásicas donde re-elabora las obras con los mismos conceptos que el resto de sus montajes pero aplicados a espacios tradicionales de exhibición.

 

 

La trayectoria de Sasha Waltz se ha fraguado en espacios como Sophiensaele o Schaubühne am Leniner Platz de Berlín. Pero es en el Radialsystem V,  espacio dirigido por su marido Jochen Sandig, donde se experimentan y aplican a la gestión cultural y a la creación de las diferentes compañías residentes los conceptos que han empleado en el desarrollo de sus obras. Jochen Sandig es uno de los gestores culturales más innovadores y perspicaces de Europa. Su primer gran proyecto cultural fue la ocupación del mítico edifico Tacheles y su conversión en un centro referente y vivo de cultura alternativa en el Berlín más inmediato tras la reunificación alemana. Desde 2006 dirige este espacio cultural privado, una antigua estación de distribución de agua para el riego, enclavado entre los barrios de Friedrichshain, Mitte y Kreuzberg y, que a su vez también, ha alterado la vida cultural de la zona y del resto de la ciudad por sus innovadoras programación cultural con la vista puesta en el ciudadano.

 

Uno de los ejemplos más accesibles para el público y donde mejor se visualizan los conceptos que trabajan sería esta versión de “Las cuatro estaciones”, ideada y coreografiada por Juan Kruz Díaz de Garaio y miembro de la compañía de Sasha Waltz, en conjunción con el resto de compañías residentes en el Radialsystem V.

La luz de James Turrell

Aclamado internacionalmente, James Turrell ha creado, durante más de cuatro décadas, obras que juegan con la percepción y el efecto de la luz dentro de un espacio creado. Su fascinación por la luz está relacionada consigo mismo: la búsqueda interior del lugar del hombre en el universo.

Turrell comenzó su carrera artística en California en la década de 1960 como uno de los líderes de un nuevo grupo de artistas que trabajan con la luz y el espacio. Antiguo piloto de aviación considera el cielo como su lugar de trabajo y en sus búsquedas formales sobre la luz natural se nutre de todo tipo de tradiciones culturales como la de los indios hopi.

“Skyspace” en Kinloch Rannoch (Escocia)

A finales de los sesenta, Turrell trabajó en el Art & Technology Program de la Universidad de California, en colaboración con Los Angeles County Museum, lo que le permitió conocer al psicólogo Edward Wortz, que había estudiado los cambios en la percepción experimentados por astronautas en el espacio exterior. Investigaron ciertas técnicas de privación sensorial, situando a los sujetos en un espacio insonorizado con un campo visual homogéneo, y también emplearon máquinas EEG para medir las variaciones de las ondas cerebrales; estaban interesados en los llamados “ritmos alfa”, ondas cerebrales que se liberaban básicamente cuando el individuo estaba meditando. Por otro lado, en un cuenco semiesférico producían un “velo de luz” uniformemente blanco, el llamado Ganzfeld que será utilizado por Turrell en obras en la que el campo visual es amplio y, a menudo, desorientador, destinado a estimular la conciencia perceptual del espectador.“ (fuente: Descubrir el Arte)

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Su proyecto más conocido y ambicioso es “Roden Crater” que realiza desde 1974 en el cráter de un volcán inactivo en el desierto de Pintado, en el norte de Arizona. Con esta idea trata de unir a las personas con los fenómenos celestes de los planetas, las estrellas y las galaxias lejanas y continuar la tradición de las culturas y civilizaciones que a lo largo de la historia han mirado al cielo.

 

“Second wind” es la única obra de Turrell que podemos experimentar en España y la mayor de las realizadas en Europa. Está situada en la Fundación Montenmedio de Vejer de la Frontera (Cádiz).

 

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