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Laurie Anderson

IMG_2260Laurie Anderson. San Sebastian International Film Festival. September 2015

La forma no (sólo) es el mensaje

Vida y muerte de Marina AbramovicVida y muerte de Marina Abramovic. Teatro Real. Madrid. 16/04/2012

Ni enteramente ópera, ni teatro, ni musical, ni perfomance, ni cabaret, ni circo, ni videoarte, pero con elementos de todos ellos. Un cóctel artístico postmoderno en un templo de la alta cultura y la tradición. Mucho, muchísimo se ha hablado sobre la esencia temática y formal de unos de los hitos culturales del año a nivel internacional marcada por esa confluencia de genios como Bob Wilson, Marina Abramovic, Antony, Willem Dafoe y, no olvidemos, a la cantante Sevetlana Spajic, el iluminador A. J. Weissbard y el figurinista Jacques Reynaud, tan determinantes como los anteriores. Pero dos son los ejes sobre los que se asienta la propuesta: la vida y obra de la performer Marina Abramovic y la esencia y calado estético de la trayectoria de Bob Wilson. Si las perfomances de Abramovic se caracterizan por su dureza y crudeza, llegando a la autoagresión física, las propuestas escénicas de Wilson son todo lo contrario: minimalistas, depuradas y exquisitas hasta casi lo sobrenatural. Para acercarse a esta obra se necesita conocer previamente la trayectoria artística de Marina Abramovic pues el desarrollo narrativo es confuso causada por la variedad de personajes que interpreta Willem Dafoe y una desconexión escénica dispuesta por Bob Wilson a modo de “tableaux vivants”. La dirección musical y las canciones de Antony son destacables, marcando momentos de gran intensidad emocional, pero sus apariciones en el escenario son escasas.

En conjunto es una obra extraña, un tanto deslavazada, donde se conjugan tal cantidad de códigos artísticos, estéticos y conceptuales que el espectador a veces no puede descifrar pero que permanecen en la memoria. Al mismo tiempo su calado visual puede producir una hipnosis que roza la ingravidez.