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George Orwell’s Letter on Why He Wrote ‘1984’

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To Noel Willmett

18 May 1944
10a Mortimer Crescent NW 6

Dear Mr Willmett,

Many thanks for your letter. You ask whether totalitarianism, leader-worship etc. are really on the up-grade and instance the fact that they are not apparently growing in this country and the USA.

I must say I believe, or fear, that taking the world as a whole these things are on the increase. Hitler, no doubt, will soon disappear, but only at the expense of strengthening (a) Stalin, (b) the Anglo-American millionaires and (c) all sorts of petty fuhrers° of the type of de Gaulle. All the national movements everywhere, even those that originate in resistance to German domination, seem to take non-democratic forms, to group themselves round some superhuman fuhrer (Hitler, Stalin, Salazar, Franco, Gandhi, De Valera are all varying examples) and to adopt the theory that the end justifies the means. Everywhere the world movement seems to be in the direction of centralised economies which can be made to ‘work’ in an economic sense but which are not democratically organised and which tend to establish a caste system. With this go the horrors of emotional nationalism and a tendency to disbelieve in the existence of objective truth because all the facts have to fit in with the words and prophecies of some infallible fuhrer. Already history has in a sense ceased to exist, ie. there is no such thing as a history of our own times which could be universally accepted, and the exact sciences are endangered as soon as military necessity ceases to keep people up to the mark. Hitler can say that the Jews started the war, and if he survives that will become official history. He can’t say that two and two are five, because for the purposes of, say, ballistics they have to make four. But if the sort of world that I am afraid of arrives, a world of two or three great superstates which are unable to conquer one another, two and two could become five if the fuhrer wished it.1 That, so far as I can see, is the direction in which we are actually moving, though, of course, the process is reversible.

As to the comparative immunity of Britain and the USA. Whatever the pacifists etc. may say, we have not gone totalitarian yet and this is a very hopeful symptom. I believe very deeply, as I explained in my book The Lion and the Unicorn, in the English people and in their capacity to centralise their economy without destroying freedom in doing so. But one must remember that Britain and the USA haven’t been really tried, they haven’t known defeat or severe suffering, and there are some bad symptoms to balance the good ones. To begin with there is the general indifference to the decay of democracy. Do you realise, for instance, that no one in England under 26 now has a vote and that so far as one can see the great mass of people of that age don’t give a damn for this? Secondly there is the fact that the intellectuals are more totalitarian in outlook than the common people. On the whole the English intelligentsia have opposed Hitler, but only at the price of accepting Stalin. Most of them are perfectly ready for dictatorial methods, secret police, systematic falsification of history2 etc. so long as they feel that it is on ‘our’ side. Indeed the statement that we haven’t a Fascist movement in England largely means that the young, at this moment, look for their fuhrer elsewhere. One can’t be sure that that won’t change, nor can one be sure that the common people won’t think ten years hence as the intellectuals do now. I hope 3 they won’t, I even trust they won’t, but if so it will be at the cost of a struggle. If one simply proclaims that all is for the best and doesn’t point to the sinister symptoms, one is merely helping to bring totalitarianism nearer.

You also ask, if I think the world tendency is towards Fascism, why do I support the war. It is a choice of evils—I fancy nearly every war is that. I know enough of British imperialism not to like it, but I would support it against Nazism or Japanese imperialism, as the lesser evil. Similarly I would support the USSR against Germany because I think the USSR cannot altogether escape its past and retains enough of the original ideas of the Revolution to make it a more hopeful phenomenon than Nazi Germany. I think, and have thought ever since the war began, in 1936 or thereabouts, that our cause is the better, but we have to keep on making it the better, which involves constant criticism.

Yours sincerely,
Geo. Orwell

* Texto en inglés: The Daily Best

* “A life in letters”. Selected and annotated by Peter Davison. Copyright ©George Orwell. First American Edition 2013.

Sin orden ni concierto II. Cine 2013

Sin orden ni concierto. Algunas de las películas vistas durante 2013 que me han impactado, interesado, inquietado o fascinado.

 

First cousin once removed. Alan Berliner

 

Caníbal. Manuel Martín Cuenca

 

Branka. Mikel Zatarain

 

Before Midnight. Richard Linklater

 

Más allá de las colinas. Cristian Mungiu

 

Invisible. Víctor Iriarte

 

The wind rises. Hayao Miyazaki

 

Paradise: Love. Ulrich Seidl

 

El modelo. Germán Scelso

 

Leviathan. Lucien Castaing-Taylor, Verena Paravel

 

Anna Karenina. Joe Wright

 

Weekend. Andrew Haigh

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“Paraísos”

“Paraísos”. Basilio Martín Patino (1996)

Innisfree. The quiet man

“El poder de los sentimientos”

Alexander Kluge. 1983

“Masa y Poder”. Elías Canetti

INVERSIÓN DEL TEMOR A SER TOCADO

Nada teme más el hombre que ser tocado por lo desconocido. Desea saber quién es el que le agarra; le quiere reconocer o, al menos, poder clasificar. El hombre elude siempre el contacto con lo extraño. De noche o a oscuras, el terror ante un contacto inesperado puede llegar a convertirse en pánico. Ni siquiera la ropa ofrece suficiente seguridad: qué fácil es desgarrarla, qué fácil penetrar hasta la carne desnuda, tersa e indefensa del agredido. Todas las distancias que el hombre ha creado a su alrededor han surgido de este temor a ser tocado. Uno se encierra en casas a las que nadie debe entrar y sólo dentro de ellas se siente medianamente seguro. El miedo al ladrón se configura no sólo como un temor a la rapiña sino también como un temor a ser tocado por algún repentino e inesperado ataque procedente de las tinieblas. La mano, convertida en garra, vuelve a utilizarse siempre como símbolo de tal miedo. Mucho de ello ha pasado a formar parte del doble sentido de la palabra «agarrar». Tanto el contacto más inofensivo como el ataque más peligroso están ambos contenidos en ella, y siempre hay cierta influencia de lo último en lo primero. El sustantivo «agresión»se ha reducido, sin embargo, sólo al sentido peyorativo del término. Esta aversión al contacto no nos abandona tampoco cuando nos mezclamos entre la gente. La manera de movernos en la calle, entre muchos hombres, en restaurantes, en ferrocarriles y autobuses, está dictada por este temor. Incluso cuando nos encontramos muy cerca unos de otros, cuando podemos contemplar a los demás y estudiarlos detenidamente, evitamos en lo posible entrar en contacto con ellos. Si actuamos de otra manera sólo es porque alguien nos ha caído en gracia y entonces el acercamiento parte de nosotros mismos.

La rapidez con que nos disculpamos cuando entramos involuntariamente en contacto con alguien, la ansiedad con que se esperan esas disculpas, la reacción violenta y, a menudo incluso cuando no hay contacto, la antipatía y el odio que se sienten por el«malhechor», aunque no haya modo de estar seguro de que lo sea, todo este nudo de reacciones psíquicas en torno al ser tocado por lo extraño, en su extrema inestabilidad e irritabilidad, demuestra que se trata de algo muy profundo que nos mantiene en guardia y nos hace susceptibles de un proceso que jamás abandona al hombre una vez que ha establecido los límites de su persona. Incluso el sueño, que nos vuelve mucho más inermes, es demasiado fácil de turbar por esta clase de temor. Sólo inmerso en la masa puede el hombre redimirse de este temor al contacto. Se trata de la única situación en la que este temor se convierte en su contrario. Es esta densa masa la que se necesita para ello, cuando un cuerpo se estrecha contra otro cuerpo, densa también en su constitución anímica, es decir, cuando no se presta atención a quién es el que le «estrecha» a uno. Así, una vez que uno se ha abandonado a la masa no teme su contacto. En este caso ideal todos son iguales entre sí. Ninguna diferencia cuenta, ni siquiera la de los sexos. Quien quiera que sea el que se oprime contra uno, se le encuentra idéntico a uno mismo. Se le percibe de la misma manera en que uno se percibe a sí mismo. De pronto, todo acontece como dentro de un cuerpo.

Acaso sea ésta una de las razones por las que la masa procura estrecharse tan densamente: quiere desembarazarse lo más perfectamente posible del temor al contacto de los individuos. Cuanto mayor es la vehemencia con que se estrechan los hombres unos contra otros, tanto mayor es la certeza con que advierten que no se tienen miedo entre sí. Esta inversión del temor a ser tocado forma parte de la masa. El alivio que se propaga dentro de ella (y que será tratado en otro contexto) alcanza una proporción notoriamente elevada en su densidad máxima.

Masa y Poder. Elías Canetti

 

 

 

“Dime quién era Sanchicorrota”: MacGuffin en la Ribera

Para muchos navarros la Ribera es un espacio humano y geográfico cargado de tópicos, prejuicios y deformaciones que han conseguido caricaturizar esta zona en contraposición a otras zonas de Navarra. Es una mirada ajena como la de Jorge Tur Moltó la que nos la re-descubre y dignifica de nuevo en su documental “Dime quién era Sanchicorrota”. Conocer la leyenda del bandolero Sanchicorrota le sirve de pretexto, como si fuera un “MacGuffin” en una película de Hitchcock, para mostrar, explorar, conocer, desvelar y desmontar un imaginario colectivo muy poderoso en un ejercicio de antropología pop que encanta a los espectadores y puede verse desde muchas claves diferentes.

Hay que leer a Thoreau

 

                                          walden

                                         “Walden o la vida en los bosques”

TOP10 #PuntodeVista2013

1. First Cousin Once Removed. Alan Berliner

Poética crónica de la desvatación del alzheimer encarnado en su tio, amigo y mentor Edwig Honig, celebrado poeta, intelectual y escritor sujeto, como todos,  a las contradicciones y errores de cualquier trayectoria vital.

 

2. A world not ours. Madhi Fleifel

Levantar el velo sobre uno mismo, el propio sentido de pertenencia a un lugar y que este sea un campo de refugiados palestinos del Líbano. Ironía, música, mucho dolor y cintas de vídeo.

 

3. Gui Aiueo:S. Go Shibata

Road movie sobre el silencio y el ruido. Críptica, misteriosa y bellísima.

 

4. Police Department-1985. Thomas Heise

Imaginad a Kaurismäki en la RDA de 1985. Una realidad tan absurda que se convierte en una caricatura siniestra no exenta de humor.

 

5. ¡Arriba España! José María Berzosa

Genealogía de un país, de su Adn político y social. La mirada ajena y francesa de Berzosa ayuda a entender el presente.

 

6. Dubai in me. Christian von Borries

Dubai, el moderno Blade Runner, diseccionado y deconstruido por un ojo quirúrgico que nos produce terror, espanto y miedo ante la similitudes más cercanas.

 

7. Mocracy. Neverland in me. Christian von Borries

Michael Jackson como punta del capitalismo neoliberal. Godard, la democracia digital, Baudrillard, la pobreza, la industria de la solidaridad, Ranciére.

“Las sociedades modernas han reemplazado la realidad y el significado por símbolos y signos. La experiencia humana también es una simulación de la realidad”.

 

8. Dad`s stick. Jhon Smith

Tres objetos heredados de su padre cada uno con su carga humana, personal, política…La ironía es política.

 

9. Branka. Mikel Zatarain

Elementos mínimos para que el espectador reconstruya y visualice una imagen asociada a una memoria siniestra.

 

10. The Anabasis of May and Fusako Shignobu, Masao Adachi and 27 Years without Images. Eric Baudelaire

Narraciones que se cruzan, personajes e historias desconocidas, Japón, el Ejercito Rojo y las ganas que me han entrado de ver películas de Shuji Wakamatsu y Masao Adachi.