@dhzan

Mi (muy) parcial Festival de San Sebastián 2023

Captura de Pantalla 2024-02-13 a las 9.57.19

Al igual que la Mostra de Venecia, el festival de Toronto y en general todos los certámenes de cine del otoño, la nueva edición del festival donostiarra se ha visto condicionada por la huelga de guionistas y actores hasta el punto de que su cabeza de cartel, Javier Bardem, tuvo que renunciar a visitar San Sebastián por ser miembro del sindicato de actores estadounidense así como otras estrellas ya invitadas que tuvieron que quedarse en casa. Además, otra polémica en clave local, ha afectado a una de las películas programadas por el festival. En “No me llame Ternera”, el periodista Jordi Évole realiza una entrevista al antiguo dirigente de ETA Jose Ternera.. Su selección como película para ser estrenada en el certamen provocó las críticas de asociaciones de víctimas e intelectuales, que solicitaron su cancelación. Una polémica estéril ya que el documental fue criticado sin ser visto previamente al que la dirección supo hacer frente reivindicando una libertad de expresión cada vez más cuestionada.

En el ámbito estrictamente cinematográfico, la Sección Oficial conseguía incluir algunos nombres codiciados por los festivales como las últimas películas del rumano Cristi Puiu, el belga Joachim Lafosse, el francés Robin Campillo o Isabel Coixet, en su primera participación en la competición del festival. La actual dirección de José Luis Rebordinos se marcó un tanto al conseguir el estreno internacional de nada menos que la última película del maestro japonés Hayao Miyazaki, El Chico y la Garza, solo estrenada previamente en Japón, que además se le reconoció con un Premio Donosti. Se dice que es su despedida del cine de animación.

EL CHICO Y LA GARZA. Hayao Miyazaki

Captura de Pantalla 2024-02-13 a las 10.36.07

La última película del maestro japonés, y puede que la última de su carrera, es un acercamiento visualmente apabullante al proceso de crecimiento, al cambio y a la finitud de la vida y las personas donde encontramos diferentes niveles de lectura que puede conectar tanto con un público infantil como uno adulto, que puede encontrar una reflexión filosófica sobre la existencia. Una de las mejores películas del año con un nivel de profundidad inusual en el cine de animación que también es exigente con el espectador.

O CORNO. Jaione Camborda

Captura de Pantalla 2024-02-13 a las 10.40.31

Tenía todo el sentido del mundo que un jurado de festival encabezado por Claire Denis terminara premiando con la Concha de Oro una película como O Corno. Si el cine de Denis se caracteriza por su organicidad y fisicidad, por poner los cuerpos en primer plano, por mostrar las texturas, por explorar lo natural desde una visión novedosa y visualmente atractiva, ha encontrado en Jaione Camborda una de sus alumnas más aplicadas. En O Corno encontramos varios elementos del cine de Denis pero desde una perspectiva visualmente novedosa. Segunda película de la directora que confirma tras Arima su potencial como nuevo valor del cine español.

UN AMOR. Isabel Coixet

Captura de Pantalla 2024-02-13 a las 11.09.12

La primera participación de Isabel Coixet en la Sección Oficial del Zinemaldi es una adaptación de la novela Un amor de la escritora Sara Mesa. Al igual que la novelista, Coixet refleja en su última película una de las temáticas más tratada en las obras culturales en estos años, sobre todo después de la pandemia, como es el reflejo de la España rural y vaciada y la vuelta de la mirada al campo y la naturaleza. Coixet refleja esta confluencia entre personas urbanitas y rurales como un conflicto donde no faltan los tópicos al igual que lo ha hecho tradicionalmente el audiovisual español a lo largo de su historia eludiendo otros aspectos más positivos. Bajo este conflicto general subyace otro que es el reflejo de la evolución de una parte de la sociedad que asume los principios feministas y otra parte que se queda anclada en las masculinidades tóxicas y no avanza. No obstante es una película interesante donde prevalece un tratamiento visual contemporáneo destacando sobre todo la fotografía de Bet Rourich y el trabajo de los actores Hovik Keuchkerian, Laia Costa y Hugo Silva.

LA ISLA ROJA. Robin Campillo

Captura de Pantalla 2024-02-13 a las 11.28.06

Primera participación en el Zinemaldi del director francés Robin Campillo, encumbrado con su anterior película -120 pulsaciones por minuto- en el Festival de Cannes de 2017. Su nueva película es un acercamiento a los recuerdos personales del director y una mirada a la última etapa de la Francia colonial en Madagascar. La película es un intento de narrar visualmente de manera original un acercamiento a los recuerdos infantiles ya visto en otros directores que se queda   en un tratamiento interesante que no termina de funcionar del todo. 

ORLANDO, MI BIOGRAFÍA POLÍTICA. Paul B. Preciado

Captura de Pantalla 2024-02-13 a las 11.49.25

Convertido en máximo referente de las teorías queer y después de reflexionar desde la filosofía con textos como Manifiesto contrasexual (2002) o Un apartamento en Urano (2019) Paul B. Preciado (Burgos, 1970) se adentra en la representación audiovisual de las personas trans a través una versión del Orlando de Virginia Woolf que es al mismo tiempo una particular biografía política del autor unida a lo colectivo y un cambio de paradigma total en la representación que históricamente ha hecho la industria audiovisual de las personas trans. El documental supone un antes y un después y probablemente se convertirá en punto referencial en la representación del audiovisual trans y hecho por trans.

LA ZONA DE INTERÉS. Jonathan Glazer

CRÍTICA_ _La Zona de Interés_ (_The Zone of Interest_)

Avalada por el Gran Premio del Jurado del pasado Festival de Cannes, la última película del director británico Jonathan Glazer no defraudó la expectación creada y confirma que será una de las grandes películas del año y la temporada. Glazer, tras su incursión en una ciencia ficción muy particular con la fascinante y perturbadora Under the skin, nos vuelve a presentar diez años después una nueva vuelta de tuerca al tan tratado cinematográficamente tema del holocausto. ¿Es posible un acercamiento novedoso en lo formal y en lo moral? Glazer demuestra que sí y acierta plenamente con este reflejo escalofriante de la banalidad del mal, concepto acuñado por la filósofa Hanna Arendt. En La Zona de Interés es más importante e inquietante el fuera de campo que lo mostrado en la pantalla aunque nos parezca terrorífico. A destacar el impresionante trabajo de sonido y la banda sonora compuesta por Mica Levi, fundamentales para sumergir al espectador en este viaje a los abismos del alma humana.

MONSTER. Hirokazu Koreeda

» Director Hirokazu Kore-eda on his new film Monster

Participante de la Sección Oficial de Cannes donde recibió el Premio al Mejor Guion y la Queer Palme, Koreeda nos plantea una historia estructurada como un puzzle que adquiere su sentido en la parte final en un relato de amistad, amor y acoso que sufren dos estudiantes de una escuela japonesa. Con ciertos paralelismos temáticos y estilísticos con Close, de Lukas Dhont, esta fragmentación en la narración tiene el valor de hacer cuestionar al espectador los juicios precipitados y sin información. No ahorra Koreeda una crítica contundente al sistema educativo y a la sociedad japonesa en general por anteponer el prestigio institucional o personal a reconocer los problemas y solucionarlos.

PAST LIVES. Celine Song

Movie Review_ 'Past lives' beautifully explores the essence of time

Primera y autobiográfica película de Celine Song que se estrenó en la Berlinale y fue una de las favoritas a ganar el Oso de Oro. No pasó pero fue salió triunfante del festival alemán generando una expectación enorme para verla. Past Lives se mueve un un difícil equilibrio narrativo y formal pero posee un tempo oriental que hipnotiza al espectador y los sumerge en esta historia de elecciones vitales, amores separados o nunca confesados. Es también una película reflexiva que no puede evitar interrogar al espectador sobre su propia vida y es también una meditación sobre la vida y el tiempo.

Entrevista a Paul B. Preciado

Paul B. Preciado: “Qué te llamen por el nombre que has decidido es un acto poético y político extrarodinario”

Captura de Pantalla 2023-10-07 a las 16.15.04

Convertido en máximo referente de las teorías queer y después de reflexionar desde la filosofía con textos como Manifiesto contrasexual (2002) o Un apartamento en Urano (2019) Paul B. Preciado (Burgos, 1970) se adentra en la representación audiovisual de las personas trans a través una versión del Orlando de Virginia Woolf que es al mismo tiempo una particular biografía política del autor unida a lo colectivo y un cambio de paradigma total en la representación que históricamente ha hecho la industria audiovisual de las personas trans. Estrenada en la sección Encounters de la pasada Berlinale, -donde recibió cuatro premios-, Orlando, mi biografía política, se ha presentado en Zabaltegi-Tabakalera del Zinemaldi como anticipo a su estreno en los cines el próximo día 11 de octubre.

 ¿Qué valoración hace de la representación histórica de las personas trans en el audiovisual?

La representación trans se ha hecho desde una mirada binaria muy normativa. En esa representación ha habido dos registros fundamentales. Uno, un registro patologizante, de película de horror en el que la persona trans aparece como si fuera un asesino y al final de la película tiene que ser asesinado igualmente. El epítome de esa genealogía visual es Psicosis, de Hitchcock. Esa tradición en la línea de Psicosis es larguísima y llega hasta ahora mismo. El otro registro es el del porno exótico, en el que la persona trans tiene que aparecer en algún momento desnuda y hacer de ese momento una revelación de la anatomía. En muchas películas aparece el momento de la operación filmado como una especie de porno gore. Se ha representado como un momento terrorífico, como si fuera una especie de castración o mutilación. Los registros de representación de lo trans han sido históricamente patologizantes. Eso continúa ahora incluso con películas que tenemos en el Festival, tal vez de una manera más azucarada.

Orlando rompe con esa formulación visual anterior para representar a las personas trans. ¿Desde donde ha partido y qué referentes audiovisuales ha tenido?

 Al principio no sabía que película iba a hacer pero sí sabía qué película no quería hacer. Sabía que no quería filmar el proceso de opresión sino que quería filmar el proceso de emancipación política, que para mí es totalmente distinto. En ese sentido tenía muchos referentes que me ayudaron también a imaginar, a pensar y hacer otras imágenes, a inventar otro lenguaje visual tanto trans como no trans. He tenido dos referencias, tal vez distantes. Un referente, que llamaría del cine filosófico, que sería Godard con Historie(s) du Cinema, Masculine féminin o La Chinoise. Godard ha sido muy importante para mí porque muchas preguntas que me hacía desde un punto de vista formal, él ya las había resuelto pero, claro, desde una mirada muy masculina y binaria. Y aquí ya tendría otros referentes como Un chant d’amour, de Jean Genet, la adaptación que hace  Fassbinder de Querelle, incluso el primer corto de Almodóvar, que es una adaptación de Salomé de Oscar Wilde. Evidentemente también del cine de John Waters, Bruce LaBruce, Rosa von Praunheim y toda la cultura underground de la imagen que no tiene que ver con la representación de lo trans sino que trata de generar un lenguaje disidente que también está en el cine underground queer y en parte del cine underground trans como la película de Hans Scheirl Dandy Dust, una película totalmente punk que ha sido muy inspiradora para mí. En mi película la estética no es punk como tal porque está muy cuidada, pero de alguna manera quise hacer la película como un fanzine, un corta y pega. Está hecha en formato digital pero si la hubiera rodado en analógico la hubiera hecho igual. He tenido poquísimos medios, casi todo lo he hecho en casa, desde el vestuario hasta la escritura.

 ¿Cómo se puede integrar la representación trans en el mainstream? 

La cuestión no es tanto como integrar algo en el mainstream. El problema es que siempre imaginamos que el público es binario, heterosexual, masculino y normativo pero no es verdad. Nunca pensé en el público que vería Orlando pero siempre imaginé que sería “orlandesco”, que está mutando, que está haciéndose preguntas constantemente, que es un público inteligente. No me gustan los directores que dicen “esto no lo entiende el público” porque al final cada película construye un público y lo modifica. El público tiene una potencialidad en la mirada increíble. Cuando presenté la película en Berlín, en la sala había personas de todo tipo, de todos los ámbitos y al finalizar la película se miraban y se reconocían diciendo “estamos en esto juntos”. Eso es lo que quería generar, que se dieran cuenta de que estamos viviendo un momento “orlandesco” colectivamente, que estamos mutando juntos y quería invitar a cualquier persona a  que se una a ese proceso de transformación. Tras su paso por los cines se proyectará en abierto a las 8 h de la tarde en ARTE y no veo mayor complicación. Por ejemplo, a la proyección de ayer vinieron mis padres. Mi padre tiene 92 años, siempre me ha dicho “te aprecian mucho en el extranjero pero no entiendo lo que haces”. Ayer vino y me dijo: “lo he entendido todo. Qué mensaje das al mundo tan bonito. Me voy a morir y me muero contentísimo viendo que las cosas van para mejor”. Igual eso es la maravilla de hacer cine, que es una industria supervalorada y puedes llegar a otros colectivos.

En la película participan muchas personas que se presentan como diferentes “orlandos”. ¿Era fundamental esa representación colectiva?

 Me di cuenta que mi biografía no podría ser escrita sino como una biografía colectiva, que la historia de mi vida no tiene mayor importancia sino es dentro de esa historia colectiva. Surgió también cuando hice el casting para encontrar a los “orlandos”, aunque a algunos ya los conocía, como Jenny Bel’Air, una activista histórica en Francia, porque tenía claro que ciertas personas tenían que aparecer en la película. Lo maravilloso fue que se presentaron 100 personas y cada una decía “yo soy Orlando y te voy a explicar porqué”. Eso me maravilló y acabo confirmando cinematográficamente la idea inicial que teníamos de que fueran varias las personas que representaran a Orlando. Al empezar a trabajar juntos colectivamente tanto la persona de 8 años como la de 78 hablaban y decían: “tu vida depende de la mía y la mía de la tuya”. El propio rodaje fue un proceso muy enriquecedor.

Comentaba que antes de iniciar el proyecto de Orlando consideraba el cine como algo demasiado comercial alejado de la práctica artística. 

Comercial, normativo….No sólo desde la cuestión de la militancia, lo consideraba como un ámbito en el que no puedes desarrollar suficientemente tu creatividad artística porque estás sometido a los puntos de vista de productores, televisiones, etc. Cuando eres filósofo es muy importante que tengas un campo de experimentación lingüística lo más amplio posible. En el caso del cine he tenido que defender ese espacio de libertad. He tenido muy poco presupuesto pero también ha habido una relación proporcional entre poco presupuesto y mucha libertad artística. Eso el espectador lo tiene que percibir en la pantalla porque a veces mira una pantalla y no ve lo que hay detrás. Lo que hay detrás es una industria comercial y no es lo mismo ver una película que ha costado 100.000 euros que 10 millones. En el cine cada detalle cuenta, eso lo he cuidado mucho. Por ejemplo, la persona que ha hecho la dirección de fotografía, ha trabajado con artistas, es migrante, LGTBI, tiene una mirada muy especial. No hubiera podido trabajar con alguien que simplemente coge la cámara. Y es así en cada caso, el montador es palestino…He vivido todo este proceso como algo más filosófico y artístico que en otras películas que pueda haber en el festival que están hechas de otra manera.

Era muy importante para usted tener esa coherencia ética en todo el proceso de trabajo.

Sí, importantísimo. Han habido momentos de transformación para todo el mundo que ha participado, incluidas mis productoras, que al principio no entendían nada de lo que yo quería hacer. Quince días de iniciar el proceso de casting llegaban a los sitios decían a la gente “estamos haciendo una película no binaria”, y yo pensaba ¡como se han puesto las pilas estas mujeres!. Se han convertido en dos transfeministas increíbles. Es alucinante lo que este proyecto ha podido generar.

 También hay una crítica a la violencia institucional sobre las personas trans.

Imaginaros que estuviéramos atravesando un periodo como la Revolución Francesa y la gente no se diera cuenta. En parte, el hecho de vivir en una sociedad neoliberal como la nuestra, es que incluso la posibilidad de imaginar, la posibilidad de la esperanza, el cambio, la imaginación ya ha sido capturada. La gente vive en un estado de violencia y letargo constante. Lo que quería con la película es que la gente se diera cuenta de que el hecho de llevar un nombre, el nombre que tu quieres llevar y que la gente te llame por tu nombre, no está ya dado. Es un acto de reconocimiento y un cuidado político extraordinario. Es un acto poético que nadie te puede quitar, es un momento maravilloso. Qué cuando atravieses una frontera te digan: pase. Pero eso no está dado, sucede por una serie de convenciones y porque alguien te respete y te considere un sujeto político. Quería imaginar otro mundo colectivamente y decir a la gente que nuestra forma de vida está mejor porque se vive mejor en un mundo sin violencia que con violencia, redistribuyendo el poder que en una sociedad jerárquica; se vive mejor poéticamente que bajo la ley. No creo que nadie se pueda negar a eso.

Texto por Juan Arteaga Villar. Festival de San Sebastián 2023

*Entrevista publicada originalmente en la web El Contraplano el 28 de septiembre de 2023